El Derecho Humano al Agua en la Cooperación Internacional al Desarrollo. Italia y España en las Ayudas al Desarrollo en Bolivia en Materia de Gestión de Recursos Hídricos.

El agua es un recurso indispensable desde el cual depende la supervivencia de los seres humanos y vegetales del Planeta.
El agua cubre el 71% de la superficie de la Tierra y se puede encontrar prácticamente en cualquier lugar de la biosfera en los tres estados de agregación de la materia: sólido, líquido y gaseoso. Por lo tanto, convicción general es que el agua es una de las sustancias más abundantes y disponibles del Planeta. Sin embargo, el 97% es agua salada, que se localiza principalmente en los océanos y mares, y sólo el 3% del volumen total es dulce; la mayoría de ella se concentra en los glaciares de Groenlandia y Antártida y solamente el restante 0,75% se reparte entre lagos, ríos y yacimientos subterráneos, llamados acuíferos, que son potencialmente útiles al hombre como recursos hídricos.
Hasta que el agua queda "entrampada" en acuíferos, ríos y lagos no tiene una directa utilidad y no puede contribuir a la plena realización de una vida digna; por eso hace falta que sea captada, potabilizada y suministrada a quien la necesita. De hecho, además del agua, es el acceso a agua potable y a un sistema básico de alcantarillado que deben ser considerados elementos fundamentales para gozar plenamente de una vida digna. Son factores indispensables para favorecer la salud, el desarrollo humano, la reducción de la expansión de numerosas enfermedades infecciosas y, por lo tanto, representan una condición imprescindible para vencer la guerra contra la pobreza, el hambre, la mortalidad infantil y lograr la igualdad de género.
Así que el agua es un elemento esencial para mantener nuestras vidas y el derecho al agua no es otra cosa que la extensión del derecho a la vida, reconocido por la "Declaración Universal de los Derechos Humanos".
Sin embargo, esta estrecha relación entre agua y seres humanos, hoy en día, muestra grandes discrepancias, que podrían llevar a la mayoría de la población de la Tierra al borde de una crisis sin precedentes.
En la actualidad, resulta que la escasez de agua constituye uno de los principales desafíos del siglo XXI al que se están enfrentando ya numerosas sociedades de todo el mundo.
Los principales problemas relacionados al agua se pueden agrupar en torno a tres desafíos:
1. La desigualdad en la disponibilidad y en el acceso al agua:
Tanto para el agua como el saneamiento siguen existiendo grandes disparidades interregionales. La cobertura de agua es sólo del 54% en Oceanía y del 61% en África Sub-sahariana, mientras que otras regiones tienen tasas de cobertura del 87% o superiores. En cuanto al saneamiento, la cobertura es más baja en África Sub-sahariana y Asia meridional, donde el 70% y el 59% de la población, respectivamente, no tiene acceso a saneamiento mejorado.
Otras disparidades también persisten: las personas pobres y las que viven en zonas rurales tienen mucha menos probabilidad de tener acceso a agua e instalaciones de saneamiento mejoradas que sus compatriotas más ricos y de zonas urbanas. A propósito de esto, cabe destacar que el 90% de las aguas residuales en los PVD no está sujeto a algún tipo de tratamiento o purificación, lo que causa infecciones y enfermedades debidas a la proliferación de insectos.
2. La degradación cuantitativa y cualitativa de los recursos de agua dulce en el mundo:
La escasez de agua es un fenómeno no solo de orden natural, sino sobre todo causado por la acción del ser humano: el agua es cada vez más escasa en el mundo no solo por su contaminación y la rápida urbanización, sino sobre todo debido a la lógica del desarrollo a cualquier precio que ha alimentado la hiperexplotación de los recursos hídricos. A lo largo del último siglo, el uso y consumo de agua ha crecido a un ritmo dos veces superior a aquel de la tasa de crecimiento de la población, hecho imputable sobre todo al sistema productivo actual basado en el desarrollo industrial y la intensificación de la agricultura de riego. Hoy en día, a nivel global, se estima que el 70% del agua dulce es utilizada en agricultura, el 20% en la industria y el restante 20% para el consumo doméstico.
En realidad, hay suficiente agua potable en el planeta para abastecer a seis millardos de personas, pero está distribuida de forma irregular, se desperdicia, está contaminada y se gestiona de forma insostenible. Por egoísmo, ignorancia o inercia se perpetúa un estilo de vida y un modelo de desarrollo insostenible que va a convertirse en una "deuda ecológica" para las generaciones futuras.
3. La mercantilización del agua: el agua transformada en "oro azul":
En pocos años, hemos asistido a una transformación de la "Cultura del agua" desde visión basada en la idea de agua como recurso vital, esencial, insustituible, don natural y bien social común a otra visión que considera el agua un recurso precioso, de gran valor comercial, porque en curso de agotamiento y por lo tanto un bien prevalentemente económico, una mercancía privada que puede ser vendida y comprada en el mercado.
Los problemas mencionados constituyen lo que se denomina la "crisis mundial del agua".