Estrategia para el desarrollo de habilidades directivas esenciales con enfoque de liderazgo en los cuadros ejecutivos y sus reservas en la Universidad de La Habana

La palabra liderazgo proviene del verbo “to lead”, el que hace referencia a “conducir”, en su origen conducir hombres a la batalla o conducirlos a la conquista de un territorio. Es por ello que el liderazgo es el arte de conducir a otros seres humanos, llevarlos a algún lado, guiarlos.

Las definiciones de liderazgo van a depender de la teoría desde la cual se aborden, por tanto, son variadas y diversas.

En la teoría de los rasgos, algunos autores representativos como Páez y Salgado (2009), y Núñez (2013), parten del supuesto que los líderes presentan un conjunto de rasgos que diferenciaran a los líderes de los no líderes. Como resultado de su fracaso en el estudio sobre una personalidad propia de liderazgo, se intentó investigar si existía una forma particular de comportarse los líderes, de ahí surgen las teorías conductuales alrededor del liderazgo.

Luego con la teoría situacional se estudia la relación entre el grupo y el líder, según esta teoría los seguidores de un determinado líder, realizan este seguimiento con base a la percepción de los miembros para satisfacer sus propias necesidades.

Más tarde a través de la teoría contingente, se combinan rasgos personales y factores de situación como determinantes del liderazgo, es así como Pérez (1996) apunta que los líderes facilitan entornos en los cuales las personas están dispuestas a dar un mejor rendimiento.

En las Instituciones de Educación Superior (IES) la habilidad directiva esencial de liderazgo se convierte en una labor compleja más allá del aprendizaje de los directivos, al interesarse por la coordinación de la gestión, los estados de ánimo del personal interno y externo, así como el diseño, organización y gestión de planes, por lo que demanda de otras habilidades de los directivos.

El comportamiento de los directivos en las IES es un elemento clave que determina la existencia y el éxito de procesos de cambio, a decir de Murillo (2010), este permite perfeccionar las instituciones de educación superior y, con ello, mejorar la educación, por lo que necesita contar con personas que ejerzan un liderazgo desde el interior de ésta, que inicien, impulsen, faciliten, gestionen y coordinen el proceso de transformación.

Whetten y Cameron (2005) plantean que la palabra liderazgo a menudo se utiliza como un término que abarca todo para describir casi cualquier comportamiento deseable que debe tener un directivo. Reconociéndolo como una de las más importantes influencias para ayudar a las organizaciones a desempeñarse adecuadamente. El liderazgo es descrito como lo que los individuos hacen bajo condiciones de cambio, cuando las organizaciones son dinámicas y están pasando por una transformación, las personas muestran liderazgo.

El liderazgo representa una habilidad directiva esencial para los directores de las IES, por su papel en la gestión, en las interacciones subjetivas que se producen entre los sujetos y grupos, en el seno de las IES, y la influencia que este ejerce sobre los sujetos individuales.

Por su parte Hosking (2008) define al líder como aquella persona con una visión de futuro, que modifica paradigmas y contribuye efectivamente al orden social de quienes esperan algo del él.

En las Instituciones de Educación Superior la formación de líderes es un aspecto clave, a decir de Tablada (2008), cuando los precisa como profesores perspicaces. La distinción de este tipo de líder radica en sus conocimientos para el convencimiento a través de la experiencia personal.

Para Madrigal (2009) un líder formado por una IES debe también tener en cuenta el contexto propio de la organización en que opera. Las IES demandan una variedad de conocimientos para la resolución de conflictos, no sólo porque regularmente son instituciones con gran cantidad de estudiantes y académicos, sino porque al tratarse de recursos públicos los incentivos que se producen en la organización son diferentes de los que se tienen en las instituciones privadas. En este criterio los programas educativos de las IES deben contribuir al desarrollo del liderazgo, mediante el cultivo de la reflexión, el pensamiento crítico, la solución de problemas y la comunicación en contextos novedosos y cambiantes.

Murillo (2010) expresa que la formación de directivos es un proceso muy complejo, que requiere muchos recursos, una variedad de actividades e intervenciones y un esfuerzo considerable. El desarrollo del líder y/o director debe incluir medios de puesta en práctica para poder valorar las habilidades directivas esenciales y los conocimientos asociados a su desarrollo.

El liderazgo es el impulsor por excelencia del compromiso, señala Jericó (2008), que el desarrollo de habilidades directivas esenciales reconoce la importancia del liderazgo, al inicio y durante los procesos en las IES, para lograr el crecimiento sostenido, es decir, el tipo de liderazgo tiene una influencia definitiva en la eficacia y eficiencia.

Otros autores como Peters y Waterman (1982), Robbins (1997), Peiró (1999), Ortega (2008), Rodríguez (2014), y Teresa y Almuiñas (2016), lo definen desde el esfuerzo por el aprendizaje, y en este sentido el mismo se establece con las dinámicas de la acción formativa de las personas, en la formación integral en cuanto a lo estratégico y técnico, con esencia sostenible frente a la comprensión, intervención y trasformación de la cultura, lo ambiental y lo social. Así, se permite la proyección del ser hacia el sentido de la educación humana, la cual se refleja en todas sus dimensiones y escenarios que propician mejorar la calidad de vida en lo profesional y personal, sustentado sobre la ética, y en la valoración de los recursos de las generaciones futuras.

Bass y Avolio (2004) consideran que, dependiendo de la situación, los líderes pueden combinar estilos, por ello proponen una herramienta para determinar el estilo de liderazgo. [...]