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Introducción 
 
 
Introducción 
 
 
 
La esencia del método matemático consiste en demostrar teoremas a partir de 
axiomas, mediante reglas de deducción. Hasta el siglo XIX se pensaba que los 
axiomas eran ciertamente verdaderos, y las reglas ciertamente correctas: por 
consiguiente, los teoremas matemáticos eran verdades absolutas. Esta visión fue 
puesta en crisis, primero por el descubrimiento de las geometrías no euclidianas y 
después por las lógicas no clásicas, y hoy la actividad matemática moderna se 
puede paragonar a un juego, donde se deben seguir correctamente reglas que nada 
tiene que ver con la verdad. 
Como un razonamiento análogo también es posible para el lenguaje, éste se 
puede paragonar a un juego, donde se deben seguir correctamente reglas, que 
nada tienen que ver con el significado (tal visión está explícita en Investigaciones 
filosóficas de Ludwig Wittgenstein), de este modo se llega a una visión unificadora, 
que se puede sintetizar en la ecuación: 
 
LITERATURA = JUEGO = MATEMÁTICA 
 
L’equazione […] permette di considerare le restrizioni […] matematiche 
dellattività letteraria non come qualcosa di estraneo a essa, […] ma come la vera 
essenza della letteratura (Odifreddi, 1995: 15 s.). 
 
Naturalmente, se un libro si riducesse alla sua struttura sarebbe inutile 
scriverlo: […] basterebbe recensirlo. Nel caso di Calvino, invece, le recensioni non 
bastano: bisogna andare a rileggersi le opere, e meravigliarsi di quanto 
sapientemente egli abbia saputo coniugare la complessità strutturale con il valore 
letterario […] (Odifreddi, 1999: 167). 
 
 Para atravesar territorios insidiosos y desconocidos (como yo considero 
aquellos matemáticos) se necesita una guía: ¿qué viaje habría sido el de Dante sin 
los comentaros y consejos puntuales de Virgilio? Quizás una tragedia, o quizás un 
tedio. 
¿Y qué mejor guía, en este camino de búsqueda de los puntos de contacto 
entre la literatura y las matemáticas, que la del escritor de «destinos cruzados» y de 
«viajeros entre ciudades invisibles»: Italo Calvino? 
Podemos resumir nuestro trabajo como un recorrido de múltiples 
convergencias:
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Introducción 
 
 
1) Debido a que para llegar a la literatura, es necesario pasar por el lenguaje, es 
de aquí que partiremos, investigando –con el auxilio de los amplios estudios de 
Tullio De Mauro- hasta qué punto sea estrecha su “extraña parentela” con las 
matemáticas. Inmediatamente después nos encontraremos con el arte 
combinatoria, teniendo cuidado de considerar sus antecesores (la Cábala, Lullo, 
Leibniz) y sus frutos más modernos (Oulipo, Oplepo);  
2) Aquí se coloca un primer pit-stop: afrontaremos la combinatoria, como clave 
de lectura de la creación artística, llamando en causa a Umberto Eco y a nuestro 
Italo Calvino; 
3) Esta etapa del viaje será, en cambio, aquella en que interpelaremos 
mayormente (y casi exclusivamente) a Italo Calvino: recorreremos el iter que lo 
llevó a la literatura combinatoria. En particular, tendremos como punto de 
referencia el término “laberinto”: partiendo de la idea calviniana de la realidad 
como un laberinto inextricable, indagaremos en qué modo la literatura 
combinatoria (y, por lo tanto, las estructuras matemáticas aplicadas a obras 
literarias) pueden ayudar al escritor (y al lector) en la fuga de este “laberinto”;  
4) Desde aquí hacia adelante, será un dulce descenso: como sugiere Odifreddi, 
citado al inicio, nos permitiremos una relectura de las tres obras de Calvino que 
constituyen el más feliz connubio entre estructura matemática y valor literario: El 
castillo de los destinos cruzados, Las ciudades invisibles y Si una noche de invierno 
un viajero.  
Al final de este viaje, deseamos poder concluir diciendo que: “desde Perec a 
Calvino [o, con toda probabilidad, desde siempre] la literatura es matemática” 
(Odifreddi, 2010). 
(Y, quizás, si ese odio inicial se pueda transformar en amo...) 
M. V. S.  
 
Licata, Enna – septiembre 2010
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I. EXTRAÑAS ARITMÉTICAS
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I. Extrañas aritméticas 
 
 
I.1 Matemática y lenguaje: una “extraña parentela” 
 
 
 CÓNTO s.m. –1. [lat.tardo compŭtus] Nome generico per indicare ogni 
calcolo aritmetico; -2. [der. Di contare  «raccontare»] Racconto, 
narrazione (1) 
 
 
 “Te paso la cuenta”, “ella cuenta una historia”, “te tengo en cuenta”: el uso 
múltiple del término “contar” hace emerger en forma evidente un binomio que, a 
primera vista, parece extraño: por una parte está la lengua que, 
convencionalmente “«es historia, es movilidad, es invención, es espíritu», y por 
otra parte los números, vistos como «atemporales, inmóviles, repetitivos, 
mecánicos» (De Mauro, 2008: 109-10). Sin embargo la relación fue percibida ya 
desde la antigüedad, y lo demuestra la doble acepción del griego clásico λόγος 
como “enumerar” y “narrar”, que tiene su correspondiente latino en ratio como 
“cálculo” y “oratio” como “discurso”. 
 Los estudios gramaticales y después los lingüísticos, del siglo XVII hacia 
adelante, han atesorado el conocimiento de esta suerte de hermandad natural 
entre la matemática y el lenguaje, tanto así que algunos estudiosos han 
considerado la validez de tratar en forma matemática los fenómenos lingüísticos: 
ellos parten del presupuesto que, como explica De Mauro (2008: 110, «se algebre 
ardue e complesse si lasciano dominare da questi strumenti di analisi [le teorie 
logico-matematiche e i fondamenti dell’aritmetica], è parso ragionevole che gli 
stessi strumenti fossero adoperabili con successo nell’analizzare realtà tanto più 
alla portata di qualunque essere umano come sono le lingue». 
 En particular, fue el lingüista  danés Louis Hjelms (1899-1965) –fundador en 
1931 de la escuela danesa de lingüística estructural- haciendo suya la afirmación de 
Saussure, según el cual las lenguas «sono forma,  
_______________________________ 
 (1) Voci tratte dal vocabolario Treccani on-line: 
<http://www.treccani.it/Portale/elements/categoriesItems.jsp?pathFile=/sites/def
ault/BancaDati/Vocabolario_online/C/VIT_III_C_027383.xml>; 
<http://www.treccani.it/Portale/elements/categoriesItems.jsp?pathFile=/sites/def
ault/BancaDati/Vocabolario_online/C/VIT_III_C_027384.xml> (10/8/2010).
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 I. Extrañas aritméticas 
 
 
non sostanza» (Simone, 2008: 53), a proponer en su teoría lingüística denominada 
“glosemática” (2) la idea de una gramática como cálculo que permita predecir todos 
los textos posibles de una lengua, así como, dados  los símbolos de un lenguaje 
simbólico formal y sus reglas de combinación, es posible obtener todos los textos, las 
operaciones y las frases de aquel lenguaje. 
 Otro importante aporte viene del americano Zelling Harris (1909-1992), el 
fenómeno lenguaje ya contiene características como la organización discreta (por lo 
tanto segmentable) y el poder combinatorio, por lo que éste requiere un tratamiento 
matemático (Wildgen, 2009). Esta teoría pone las bases para una lingüística  
transformacional, que encontrará su formulación más completa, justamente en un 
discípulo de Harris: Noam Chomsky (n. en 1928). A él se debe, en efecto, el tentativo 
más sistemático de reducir el lenguaje a cálculo y el parangón entre lenguaje y 
aritmética (De Mauro, 1982:86): partiendo de la crítica al método inductivo 
estructuralista, el construye un modelo deductivo de gramática (denominado 
«generativo-transformacional (3)») que se 
___________________________________ 
(2) «Si tratta di una tendenza che ha sviluppato in maniera particolarmente sistematica e 
rigorosa le idee di Saussure […] articolandole entro una complessa e coerente organizzazione 
concettuale e terminologica». Incrociando le due dicotomie “significante/significato” e 
“forma/sostanza”, infatti, Hjelmslev ottiene una quadripartizione: a) sostanza dell’espressione, 
ovvero i suoni (studiati dalla fonetica) o le lettere di una lingua; b) sostanza del contenuto, cioè le 
cose designate dai significanti, «il risvolto psicologico, pragmatico, materiale»; c) forma 
dell’espressione, cioè i fonemi, visti come «utilizzazione propriamente linguistica dei suoni»; d) forma 
del contenuto, cioè «il modo in cui i significati si organizzano nel linguaggio» (ad es. l‟italiano orologio 
copre un‟area di sostanza del contenuto che in inglese va da watch a clock; l‟inglese hair in italiano 
rimanda a due forme del contenuto, pelo e capello). Date queste distinzioni, risulta che il segno 
linguistico per Hjelmslev è un rapporto tra due forme: forma del contenuto e forma dell‟espressione. 
«A un livello inferiore a quello del segno si arriva a unità minime chiamate figure» (o unità “vuote”): 
ad es. sostituendo la figura dell‟espressione e con o in mesto otteniamo mosto, cioè un cambiamento 
di significato. Le figure sono molto meno numerose dei segni (ad es. «una serie di significati italiani 
come a, amar, amara, amare, arma […] ma, mare, marea, […] re, rea, reame, rema» ecc. è riducibile 
a combinazioni di solo quattro figure (a, e, m, r). Hjelmslev fa un ulteriore passo avanti, applicando 
questo tipo di analisi ai significati, teorizzando l‟esistenza di figure del contenuto: per es. «i significati 
uomo, donna, ragazzo; toro, vacca, vitello; montone, pecora, agnello» risultano dalla combinazione di 
figure del contenuto come «maschio, femmina, adulto, giovane e umano, bovino, ovino, caprino» ecc. 
(Beccaria, 2004 → glossematica).  
(3) «La teoria linguistica vuole descrivere la grammatica delle singole lingue, che generi tutte e 
solo le frasi grammaticali della lingua. […] Dal momento che il parlante è in grado di comprendere e 
produrre, nonché di giudicare come grammaticali o meno […] un numero potenzialmente infinito di 
frasi della propria lingua, la grammatica deve essere formulata in modo tale da permettere un uso 
infinito a partire da un insieme finito di elementi. Essa deve essere un sistema formale, che contiene 
regole ricorsive […] e produce descrizioni strutturali che si possono applicare ad un numero infinito di 
frasi». Chomsky distingue due tipi di regole: a) regole di struttura sintagmatica, che creano la